El Protocolo de Kyoto de 1997 fue una extensión de la Convención. Los
países industrializados se comprometieron a reducir sus emisiones de
gases de efecto invernadero. El objetivo es un recorte conjunto de las
emisiones de gases de efecto invernadero de al menos el 5% con respecto a
los niveles de 1990 en el periodo de compromiso de 2008-2012. Las
negociaciones fueron arduas y en 1997 se terminó un proceso que se había
iniciado dos años y medio antes. El compromiso de reducción de
emisiones lo adoptaron solo los países incluidos en el anexo I del
protocolo, debiendo así mismo cada país ratificarlo para que el compriso
fuese vinculante.
Los gases se deben
limitar en los siguientes sectores: energía; procesos industriales,
disolventes y otros productos; agricultura, cambio de uso de la tierra y
silvicultura; y desechos.
Para que el Protocolo entrase en vigor debía ser ratificado por
países incluidos en el anexo I que representaran al menos el 55% del
total de emisiones de 1990 incluidas en el mencionado anexo. Con la
ratificación de Rusia en 2004 se llegó al 55% y el Protocolo de Kyoto
entró en vigor.
Actualmente lo han firmado 184 partes, 183 países y la Unión Europea,
y todos lo han ratificado salvo dos: Estados Unidos y Kazakhstan, que se opusieron desde el primer momento.
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